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Cámaras de vigilancia camufladas para una seguridad total
Las cámaras de vigilancia, en cualquier espacio, público o privado, son siempre un elemento disuasorio importante. Pero a veces se persigue algo más que una simple finalidad persuasiva. Hay que tener en cuenta que un ladrón lo primero que hará será intentar bloquear la cámara para que no grabe, destrozarla o, sencillamente, taparla para que no quede constancia de su identidad.
Una cámara, por lo general se coloca en lugares visibles, para conseguir ese efecto disuasorio, pero tener cámaras ocultas en puntos estratégicos de la vivienda, la oficina o la empresa puede resultar mucho más que útil. Tal vez no consiga evitar el delito, pero al menos habrá una grabación que permitirá identificar a los responsables del acto delictivo. El daño está hecho, pero cabe la posibilidad de, una vez detenido el culpable, poder aportar pruebas para condenarlo judicialmente.
Cámaras de vigilancia para actos abusivos
A veces, una cámara oculta puede tener otra función de interés. Quizá haya un empleado de nuestro negocio que se lleva dinero de la caja, puede ser una sospecha, pero con la grabación de una cámara oculta podremos tener la certeza de que es así o no.
Otra posibilidad es que dejemos a nuestros hijos a cargo de una niñera. Lógicamente se contrata a personal de confianza, pero nunca está demás comprobar que los pequeños son tratados como se merecen, con el máximo cariño. Con una cámara de vigilancia podremos estar más tranquilos. Incluso podremos seguir los movimientos de los niños mientras no estamos con ellos.
No se trata de espiar sin ningún motivo, no sería honrado ni moralmente aceptable. Es más bien la necesidad de poder estar tranquilo cuando no estamos en casa o en la empresa, o cuando creemos que se puede estar produciendo una situación anormal que de algún modo puede perjudicarnos.
Cámaras de vigilancia de calidad
Uno de los aspectos más atractivos es que las cámaras de vigilancia cada vez son más pequeñas, más versátiles y ofrecen mejor calidad de imagen. Capaces de grabar en algunos casos incluso en condiciones de luz muy escasas o desde ángulos complicados. Son, además, altamente resistentes, por lo que prácticamente se pueden instalar en cualquier lugar, tanto en estancias interiores como en recintos abiertos. Y, además, pueden trasmitir la imagen en tiempo real a nuestros dispositivos móviles.
Las cámaras de vigilancia se han convertido así en herramienta fundamental en empresas, instituciones públicas, viviendas y recintos privados de todo tipo. Aparatos diseñados para prestar un servicio ininterrumpido, para mejorar la seguridad, controlar accesos y puntos sensibles. Aparatos, en definitiva para conseguir disuadir a los delincuentes o, al menos, para conseguir pruebas destinadas a demostrar su actuación para que paguen por ello.